Dice el mito que bajo la ceiba de El Templete se fundó La Habana, la legendaria ciudad que ha sido testigo de innumerables hechos históricos a lo largo de los siglos. Este árbol imponente, ubicado en el corazón de la ciudad vieja, ha sido considerado desde tiempos remotos un símbolo de la fundación de la capital cubana.
Según la tradición, en el año 1519 el conquistador español Diego Velázquez de Cuéllar, junto a sus hombres, realizó una ceremonia de fundación de la ciudad bajo la sombra de la ceiba de El Templete. Se dice que en ese lugar se alzó una pequeña ermita de madera, conocida como El Templete, que con el paso del tiempo se convirtió en un importante punto de referencia en la ciudad.
La ceiba, árbol sagrado para los antiguos habitantes de la isla, simboliza la conexión con la tierra y el cosmos. Su presencia en el lugar donde se fundó La Habana ha sido interpretada como un signo de protección y prosperidad para la ciudad.
A lo largo de los años, la ceiba de El Templete ha sido testigo de importantes acontecimientos históricos, como la celebración de la primera misa en La Habana, la promulgación de la primera constitución de la República de Cuba en 1902 y la visita de personalidades ilustres como el papa Juan Pablo II.
Hoy en día, la ceiba de El Templete se erige como un símbolo de la historia y la identidad de La Habana, atrayendo a turistas y locales que buscan conectar con el pasado de la ciudad. Su imponente presencia y su posición privilegiada en el centro de la ciudad lo convierten en un lugar de visita obligada para aquellos que quieren explorar la rica historia y cultura de la capital cubana.
Aunque la veracidad del mito sobre la fundación de La Habana bajo la ceiba de El Templete pueda ser cuestionada, su importancia simbólica y su presencia en la historia de la ciudad son innegables. La ceiba de El Templete sigue siendo un punto de referencia en La Habana, recordándonos la importancia de conectar con nuestras raíces y honrar la memoria de aquellos que nos precedieron.
